Leyendas Alhambra Granada

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La leyenda de La Silla del Moro

La vida supuestamente disoluta que llevaba el rey Boabdil, al parecer dio lugar a un amotinamiento en la ciudad de Alhambra. Por este motivo, el rey tuvo que refugiarse en una apartada colina desde la que, sentado en su cima, divisaba su ciudad sublevada, que por tal razón aún hoy es así conocida.

La leyenda del Suspiro del Moro

En el año de 1492 los Reyes Católicos conquistaron el reino de Granada. Cuenta la leyenda que, tras entregar el rey Boabdil las llaves de la ciudad a los reyes de Castilla y Aragón, cuando alcanzaba la colina así conocida, se volvió por fin y, suspirando, rompió a llorar, momento en que su madre le dijo: “Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”.

La leyenda de los azulejos de Mexuar

Es la sala más antigua del palacio. El sultán se situaba en ella, dentro de una cámara elevada, oculta por celosías, para escuchar sin ser visto. Desde allí prestaba audiencia e impartía justicia. Es un hecho históricamente comprobado que el sultán tenía en la época cualidad judicial, y sus sentencias eran conocidas por ecuánimes e imparciales. En su puerta, anunciando su razón de ser, había un azulejo con un cartel que rezaba: Entra y pide. No temas pedir justicia, que hallarla has”.

La leyenda de El Reloj de Sol

Según cuentan, la Alhambra en su conjunto puede ser considerada un enorme reloj de sol. Esto es así ya que, al igual que con un reloj de sol podríamos seguir el transcurrir de todas las horas del día, en la ciudad granadina podemos hacerlo a través de sus estancias. Este fenómeno es especialmente evidente al mediodía, momento en que las dependencias quedan divididas por su mitad como efecto de la sombra.

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